Disculpa por haberte traído a mi casa, pero no podía dejarte ahí sola, intente despertarte pero no pude, tú simplemente no te levantabas así que decidí traerte, después de todo el parque está cruzando la calle, por favor no te enojes. Ella se quedo en silencio por un momento y hacía gestos queriendo decir algo pero se retenía y no decía nada, cuando por fin dijo.
- no te preocupes, me alegra que la persona que me haya encontrado en ese estado, fuera de buen corazón, eso me sorprende, ya que eres hombre-.
"Ya que eres hombre" esas palabras resonaron en mi cabeza e hicieron que me formulara un mundo de preguntas ¿qué tiene que sea hombre? ¿Estaré en lo cierto y las lagrimas que derramo ayer, fueron causadas por un hombre? ¿Y si es así, que le hizo él?; mis preguntas fueron interrumpidas por sus palabras.
-disculpa, ¿me permites usar tu baño?-.
-claro, está en la recamara-.
-pero es que el de la recamara no tiene espejo y pues soy un poco vanidosa-.
Todo estaba pasando muy diferente a como me lo había imaginado la noche anterior, pensé que al levantarse iba a gritar pidiendo ayuda o cuando me viera se iba a asustar y tomaría algo para golpearme, en cambio lo tomo todo con mucha calma y hasta el momento ha sido amable; de nuevo interrumpió mis pensamientos diciéndome con una sonrisa y una dulce voz.
- te perdiste- me sonroje un poco al escucharla y ver su rostro, ya que ella era de verdad hermosa, justo como mi estereotipo de perfección, gracias a la luz del día podía observarla bien y a pesar de que estaba despeinada y su maquillaje se había corrido un poco, ella lucia muy linda aunque sus ojos me seguían preocupando, su cara era angelical, su sonrisa perfecta, pero sus ojos estaban apagados, no reflejaban luz alguna, sólo se veían secos y sin vida; deje mis pensamientos de lado y le indique el camino al segundo baño.
- el otro está al final del pasillo, ese si tiene un gran espejo- ella sonrió y se dio la vuelta.
-espera- le dije- te gustaría quedarte a desayunar, como podrás ver vivo solo y nunca tengo compañía a la hora de sentarme en esa mesa y de verdad a mi me gustaría que te quedaras un poco más-después de haber dicho las últimas palabras me arrepentí, las había dicho sin pensar y no sabía cómo lo tomaría ella; ¿no es divertido? como unas simples palabras pueden hacer que tu corazón se acelere demasiado, un simple " me encantaría quedarme a desayunar contigo" hizo que mi corazón casi saltara de mi pecho, después de contestarme siguió el camino hacia el baño y yo me quede sonriendo como tonto hasta que ella entro al baño; después me fui a la cocina y empecé a preparar el desayuno, por suerte el día anterior había sido viernes y siempre voy los viernes a comprar los víveres; decidí prepararle unos huevos revueltos, dos rebanadas de tocino y un pan tostado, acompañado con un jugo de naranja, en las películas siempre he visto que preparan eso de desayuno así que de ahí tome la idea y mis días de vivir solo me habían hecho un buen cocinero. Cuando ella salió del baño, ya tenía listo todo.
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