Ese sueño; de no haber sido por él, nunca habría empezado a asesinar;
aquella sensación que sólo había acariciado en mi irrealidad había sido como
una droga, ahora quería mas, anhelaba seguir sintiendo aquel derrame de
adrenalina que recorría mi cuerpo mientras el alma de una mujer indefensa se desvanecía
y pasaba a ser parte de mi, a rejuvenecerme, a devolverme la grandeza de mis
años pasados.
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