Y hubo un tiempo
en el que era como el viento, caminaba sin rumbo entre dos mundos, aquel en el
cual vivía y el otro en el cual soñaba ese en el que estabas.
Tu, una dama en
todo su esplendor, y yo un plebeyo anhelando amor; hasta que un día sabiendo
que no podría tenerte, volé hasta el cielo para desde ahí poder verte y hasta el
final de tus días protegerte.
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